La de páginas que es capaz de escribirle a su musa un hombre exaltado de amor. Hasta 4.000; hasta la muerte. Esta historia tan intoxicada de literatura no parece real, aunque lo es. Es la historia del romance que vivieron a finales de los años 70 la veinteañera Brenda Venus y Henry Miller, el escritor más poderoso de su generación; por entonces, una octogenaria esfinge grafómana.
1.
“Me gustaría poder escribirte en ruso, en azteca, en armenio y en iraní”, anota Miller, en uno de los párrafos más célebres que le dedicó a Brenda. “Porque eres ilimitada. Eres lo que los griegos llaman ‘nada en moderación’. Eres Mona, Anaïs, Lisa, tout le monde, todas combinadas. Fuego, aire, tierra, océano, cielo y estrellas”. Así se las gastaba el viejo Miller; así de ardientes son algunas de las cartas reunidas en las páginas de Dear, Dear Brenda (Rev Sub, 1997).
Miller se moría; su tiempo se estaba acabando cuando se tropezó con Brenda. Ella, en realidad, lo buscó. “Fue una elección deliberada. Quería que entrara en mi vida, y aún no sé por qué. Estaba escrito que tenía que encontrar a Henry”.
Brenda adquirió un ejemplar antiguo de un libro de Miller y descubrió en su interior una carta manuscrita por el escritor. Decidió entonces entregársela, hacérsela llegar acompañada de una dedicatoria y varias fotografías propias, donde le mostraba al autor de Trópico de Cáncer su turgente juventud de bailarina y actriz.
Se conocieron cuando Henry tenía 84 años. Y el romance se prolongó hasta su muerte, cinco años después, en 1980. Fue una relación esencialmente epistolar, que le permitió al viejo Miller recuperar su furia literaria autobiográfica, tan presente en sus Trópicos y en otros libros como Sexus, Plexus y Nexus.
Miller y Brenda nunca hicieron el amor. La suya fue una amistad platónica, marcada por la vejez de él y el afán de conocimiento de ella. Sin duda, en aquellos años, poseída por la influencia de su venerable maestro, Brenda pudo moldear su vocación de consagrarse como autora especializada en erotismo, romance y hedonismo; de convertirse en maestra de seducción.
2.
Brenda Venus es experta en proporcionar consejos amatorios. Y no se corta; a los hombres, por ejemplo, les recomienda: “La lubricación es comunicación. Asegúrate de que ella está lubricada adecuadamente, así siempre podrás volver a por más”. Su perspectiva es transversal y bidireccional; en su visión, ambas sexualidades, masculina y femenina, se muestran como efectivamente complementarias.
“¿Cómo manipulas un pene?”, pregunta Brenda, por otro lado, en Cuál es tu estilo sexual, uno de sus muchos artículos dirigidos a mujeres. “Tu mejor maestro es tu hombre. Pídele que él mismo se la agite mientras observas”. Tan dulce y directa es Brenda: consejos diferentes para sensibilidades y sexualidades diferentes. Y la promesa del gran placer, siempre presente en sus textos.
Avalada por su trayectoria, Brenda Venus se define a sí misma como “autoridad mundial en comportamiento sexual, seducción y erotismo”. Fue consejera en materia de relaciones en las páginas de Playboy durante años y, posteriormente, realizadora de documentales eróticos como Love & Sex in L.A. Propietaria de su propia línea de lencería erótica, es una mujer que se ha tomado muy en serio su labor de conseguir un mundo de amantes satisfechos.
(Lamentablemente, el blog de Brenda incluido en su propia web ha sido deshabilitado en las últimas semanas, con lo que han desaparecido de la Red algunos textos con deliciosos consejos sexuales.)
3.
Parece más un personaje literario que una persona real. No en vano, en Rusia se estrenó hace varios años una ópera inspirada en su vida. Reconoce Brenda que, de niña, el florido Venus de su apellido la avergonzaba, por lo que durante los veranos, lo cambiaba por los más vulgares Smith o Jones. Hasta que una conversación en Hollywood con Marlon Brando le confirió el valor necesario para estar a la altura de su nombre.
Una jovencísima Brenda Venus, exuberante y deliciosa, debutó como actriz en Licencia para matar (‘The Eiger Sanction’), película dirigida por Clint Eastwood en 1975. Brenda vivió en los 70 y 80 un periodo como actriz en producciones de diverso pelaje hasta que, años después, decidió formarse y emprender su propia carrera como realizadora. Según cuenta, aprendió mucho de Clint Eastwood en las interminables conversaciones que mantuvieron en el rodaje de Licencia para matar.
Como gurú de seducción, Venus es una rara avis, un encantador elemento anómalo. Que se sepa, no tiene relación con las comunidades de seducción que tanto han dado que hablar en los últimos años. Su rol femenino y su apuesta decidida por el placer y el hedonismo se encuadran en coordenadas alternativas a las que transmiten las personalidades de Ross Jeffries, David DeAngelo o Mistery.
Los libros de Brenda Venus Secrets of Seduction for Men y Secrets of Seduction for Women son de una categoría diferente a los típicos manuales contemporáneos de seducción, escritos por hombres para hombres. Hablamos de una categoría en cierta forma necesaria. Y quizás su influencia se deja sentir en el proyecto de seducción natural de Zan Perrion, Casa Amorata, e incluso en las últimas y valiosas estrategias de imagen de Seducción Científica, aquí en España.
4.
“No lamentes nunca este romance a mitad de tu joven vida. Los dos hemos sido bendecidos. No somos de este mundo; somos las estrellas y el universo más allá”, le escribía el viejo Henry Miller a Brenda Venus con su habitual arrebato. Y ella, a su vez, a él: “Me has enseñado tanto…”
La carta está fechada el 22 de enero de 1980. Dice Brenda: “Me has ayudado a entender la vida. Estás tan próximo a la perfección como una rosa. Tu ánimo, tu espíritu, tu fortaleza son asombrosas. Siempre tengo necesidad de ti. De ti como hombre, el ser más especial del mundo. Gracias a ti vivo el momento, el ahora. No me preocupa el mañana pues sé que pronto estará aquí”.
Por supuesto, el impulso de describir a Brenda como un ser idílico resulta muy atrayente. Y quizás la realidad sea menos cristalina. Hay textos en internet que sugieren que es una arribista, que ha manipulado su relación con Miller en su propio beneficio. Sus enemigos no esconden su rechazo: la web que ella misma impulsó, Millervenus.com, está permanentemente hackeada.
Pero los estudiantes de seducción preferimos dejar que su brillo nos ciegue. Brenda Venus parece surgida de un mar de emociones serenas. Si algún día se detectan zonas oscuras en esa sonrisa y en esa sabiduría sensual seremos los primeros en denunciarlo.
“El amor es saberlo todo de alguien, y todavía querer estar con esa persona más que con otra persona”, escribe una Brenda Venus adulta, una mujer de más de cincuenta años que ha dedicado su vida a enamorarse, a amar y a reflexionar sobre el deseo, la pasión y el placer.
“Sus enseñanzas nos ayudan a entender la vida”, podríamos decirle, desde nuestro afán de conocimiento. Esta reverencia, señora, es muestra del respeto que usted nos causa.
Texto: Amante de Chloé